Armonizar la energía interior por Norberto Levy


En cada uno de nosotros habitan las dos fuerzas: yin y yang, lo femenino y lo masculino. Cuando no cooperan, están en pugna. Y la lucha es adentro y afuera.

Norberto Levy es médico psicoterapeuta y creador del modelo de Autoasistencia Psicológica. Autor de numerosos artículos y varios libros, entre los más recientes “El asistente interior”, “La Sabiduría de las emociones” y “Aprendices del amor”, brinda su mirada acerca de las complejas interacciones de pareja que se constituyen en el presente. Él propone pensar la relación como un proceso en el cual debemos aprender a ser “socios solidarios” con los demás pero, por sobre todo, con nosotros mismos.

- Hablando de la importancia de la compatibilidad energética de la pareja: ¿cómo entender los roles de lo femenino y lo masculino?

- Tanto varones como mujeres tenemos las dos energías. La única diferencia está en la proporción. La energía masculina, tanto en mujeres como en varones, es la que se pone en juego cuando tengo que usar la fuerza física, escalar una montaña, actuar sobre los otros en el mundo exterior, avanzar, penetrar, direccionar, entre otras. La energía femenina es la que necesitaré si voy a realizar una actividad que requiere de mi delicadeza, relajación, ternura, receptividad, capacidad de cuidado, apertura o flexibilidad.

- ¿Cómo influye el rol de cada cual en el crecimiento personal y el autoconocimiento de cada uno?

- El crecimiento personal se produce cuando cuento con ambas calidades de energía y puedo utilizar una u otra según lo que la circunstancia requiera. Mucha gente se apoya en uno solo de estos dos pilares. Por ejemplo aquellos varones que sólo saben hacer, hacer y hacer y, cuando la situación requiere de ellos una actitud más relajada o de apertura, no cuentan con ese tipo de respuesta y entonces no saben qué hacer y se alejan de la situación. De modo que para poder crecer es necesario disponer de ambos conjuntos de energías.

- ¿Cuánto influye en una relación el proceso que uno transita en la vida y cuáles son sus efectos en el vínculo de pareja?

- Para explicar esto, me sirvo de un ejemplo: María me consultó porque su novio la maltrataba. Y, en función de explorar su pareja interior, le pregunté cómo se sentía ella cuando estaba en una actitud de iniciativa y de acción, como si fuera quién, y haciendo qué. Y me respondió: Me siento como una ejecutiva importante dando órdenes a sus empleados. Luego le pregunté ¿Y cómo te sentís cuando estás en una actitud receptiva, relajada y de apertura? Me respondió: Me siento como una gorda fofa, apática, viendo televisión. Una vez que, descubrió ambos estados interiores, le propuse que tomara el lugar de la ejecutiva, que se convirtiera en ella y desde allí mirara a la que estaba viendo televisión y que viera que sentía hacia ella. Desde la ejecutiva le dijo: ¡Sos horrible, te desprecio por gorda e inútil y no te quiero ver! Esta desvalorización que el masculino sentía hacia el femenino, dentro de ella, es lo que después, ella como persona, reproducía con los varones en general y en este caso con su novio.

- ¿Cómo podemos saber cuál es el estado de la relación entre nuestro masculino y femenino interiores?

- El modo de saberlo es preguntándose uno mismo lo que yo le pregunté a María, es decir qué percepción tiene uno de sí mismo cuando está en una actitud de iniciativa y búsqueda, y cómo se percibe cuando está en una actitud de receptividad y apertura. A esto se puede agregar la otra pregunta: ¿como si fuera quién, haciendo qué? Esta última pregunta tiene la virtud de convertir un estado interior en un personaje, y de ese modo la percepción alcanza una forma más concreta y contundente. Esa información está disponible. Cuanto más en contacto está uno con sus estados interiores, con mayor claridad los percibe, como así también qué siente el aspecto activo hacia el receptivo y viceversa. Desde ya que si uno no está familiarizado con el registro de dichos estados interiores necesitará la guía de un coordinador entrenado que le facilite el acceso de sí mismo.

- Según su experiencia, y a propósito del anterior ejemplo de María, ¿es frecuente la desvalorización interna del femenino? ¿Por qué cree que es así?

- Lamentablemente es bastante frecuente, tanto en varones como en mujeres, y una de las causas que contribuye a ello es que provenimos de una tradición que ha creído –erróneamente- que la iniciativa y la acción son más útiles, significativas y valiosas que la receptividad y la contemplación.

- ¿De qué manera debería estar “preparada” una persona que es soltera para formar una pareja? Y ¿qué sucede si en su trayecto, en el camino de autoconocimiento, está a medio avanzar?

- Estar preparado significa haber transformado la relación interior de descalificación entre el masculino y el femenino en una relación de inter-consulta respetuosa en la que ambos se reconocen y asisten en sus necesidades. Eso significa el ser socios solidarios. Cuando uno vive en esa atmósfera emocional interior, esa es la calidad de relación que expande cuando se relaciona con otro. Y convoca, y atrae a quien se encuentra también en el mismo estado. Este es precisamente el magnetismo de atracción del cual habla un filme que se está difundiendo mucho ahora, que se llama “El secreto”. Se supone que uno debe conocerse a sí mismo para elegir bien, pero también que el proceso interior no termina del todo, continúa, y entonces, se sigue haciendo en pareja. ¿Cómo juega la relación en esto? Por supuesto que el proceso de aprender a ser socios solidarios no termina nunca. Cuanto más avanzado esté en mí ese aprendizaje mejor contribuiré a formar buenas sociedades externas. Y cada conflicto que resuelvo en mi pareja, y con mi pareja, va a enriquecer a la pareja que yo en mí mismo, soy. Y este es un círculo virtuoso que no tiene fin.

- ¿En qué casos la pareja se interpone en el crecimiento personal? ¿Cómo saber que hay que resignar una relación sí o sí?

- La función de una relación de pareja es ayudarse a crecer, a producir bienestar y a aprender las diferencias. Muchas veces una actitud de dependencia excesiva, de celos, de control, de inseguridad muy grande, hacen que se le reclamen a la pareja comportamientos que frenan su crecimiento. Si bien estos conflictos se pueden resolver a través de una ayuda especializada, cuando ambos desean resolverlo, muchas otras veces estas situaciones permanecen de un modo crónico. Estas perturbaciones van minando el sostén y el sentido de esa pareja y a la corta o a la larga, conducen a la separación.

- ¿Cómo se define el estado de “madurez” o “armonía” de una pareja?

- La pareja tiene tres pilares: el magnetismo estético sexual, el compartir pasiones existenciales básicas y el ser un buen equipo “resolvedor” de problemas de la vida cotidiana. Cuanto mayor es la presencia de estos pilares, más fuerte es la trama de ese vínculo. Los dos primeros pilares son algo que está o no está. Todos sabemos que hay personas que se atraen, que sienten que “hay piel” entre ellas y eso no es de la voluntad personal de ninguno de ellos, simplemente les sucede. Lo mismo ocurre con sus pasiones existenciales, ambos pueden encontrar su mayor disfrute en formas de actividad que comparten: la naturaleza, los deportes, la música, la espiritualidad, la familia, etc. Y también eso forma parte de las inclinaciones naturales de las personas. El tercer pilar es el de ser un buen equipo “resolvedor” de conflictos. Sobre ese pilar es sobre el cual se puede trabajar más: yo quiero silencio por la mañana y ella quiere ver televisión; yo soy noctámbulo y a ella le encanta levantarse al alba; yo necesito dormir con aire acondicionado y a ella la resfría; yo necesito orden externo para funcionar y para ella el desorden es creativo… y estos son sólo algunos de los numerosos desencuentros que se producen en la vida cotidiana.
La pareja, entonces, alcanza la mayor madurez y armonía cuando puede encarar estos desencuentros con respeto, dialogar sobre los mismos y producir respuestas consensuadas, es decir, que ninguno sienta que quedó sometido al otro. En síntesis, una pareja alcanza su madurez cuando puede disfrutar plenamente sus zonas de encuentro, y respetar, y encontrar soluciones consensuadas en sus áreas de desencuentro.

Entrevista a Norberto Levy, tomada del dossier La Pareja: un espejo para autoconocerse” por Florencia Goldsman, para la revista Uno Mismo.

1 comentario:

  1. ..........Nos quedamos sin PIEL, estamos alejados físicamente, tampoco compartimos momentos , porque no encontramos que nos une . Momento para repensar, alguna cosa mia debo cambiar, ya que siento que lo alejo, cada cosa que hago, veo que le molesta, es que tambien yo tantos cambios.... ni terapia, ni leer juntos. Lo cansé ???? .Estoy bien , viviendo , aprendiendo, reconociendome, disfrutandome, claro que me falta.........me falta él...........

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